Ayer 24 de agosto (tengo que decirlo asi a pesar de que para mi en Venezuela aún es 24 de agosto) Jorge Luis Borges habría cumplido 108 años. Buscando información sobre él para un post en Papel en blanco, llegué a Google Book y me llevé la grata sorpresa de encontrar completa la edición de Ficciones en inglés, lo cual me permitió experimentar de una manera más completa la plataforma de ediciones digitales o las ediciones de texto completo digitales que tiene Google:
La pueden ver ustedes y deleitarse: portada, indice lateral que permite ir a un cuento y a otro, buena visualización, los links previsibles a los sitios en los cuales se puede comprar el libro e, incluso, el mapa donde de refieren los lugares mencionados en la obra:
Hasta aquí todo muy bonito, sin embargo a mi se me despiertan algunas preguntas que tienen que ver con el tema de los derechos de autor. El libro fue escrito originalmente en español y luego, con la colaboración del propio Borges, al inglés.
Cuando lo busco en español, me encuentro con que solamente hay una entrada que me permite vista previa restringida, que en este caso es bastante restringida, con este mensaje repetitivo:
¿De qué depende que una versión sea más restrictiva que otra siendo que, entiendo, la edición en inglés tendría dos «impedimentos»: la edición original y la traducción.? Está por supuesto el hecho de que Google privilegia la entrada de libros en inglés por ser un proyecto anglosajón, pero en este caso tienen las dos posibilidades. No siquiera me voy a meter con el tema de si es un libro libre de derechos o no, ya que está allí al acceso de todos.
Me encantaría poder acceder al texto original en español y puedo hacerlo sin buscar mucho en una de las rededs p2p o, incluso, entrando a alguna de las múltiples páginas de libros digitales, pero se supne que Google será el proveedor «premium» de ediciones digitales.
¿Entonces? ¿Cuál es el futuro de todo esto? ¿Alguien me puede explicar? Porque no entendí….
ID: 2356429
no entiendo mucho tu punto. Ambas versiones del libro, tanto la traducida como la original están protegidas por las leyes de derecho de autor. Los herederos de Borges son los que tienen estos derechos, bueno en este caso no se si es la heredera. Esto es así hasta cincuenta o sesenta años después de la muerte del autor que es cuando la obra pasa al dominio público. Google protege ambas versiones permitiendo que se puedan leer partes del libro pero no todo, al menos eso es lo que yo veo, casi no veo diferencia en el tratamiento a la versión original y el de la versión traducida.
ID: 2356529
Ciertamente ambas tienen acceso restringido pero es claro que la información contextual es mucho más completa para la edición en Inglés que para la edición en español. Creo que no lo dejé clar, pero es que una de las cosas en las que me quedé pensando era en el tema de las traducciones y los derechos de autor, es un tema sobre el cual debo y quiero aprender muchas cosas aún.
Lo que si tengo claro es que celebraría que ese y tantos otros títulos estuvieran allí completos para la lectura de todos. Ya es bastante tener lo que tenemos, la pregunta es en torno a la manera en la que esto afectará al mercado en papel.
de cualquier manera despues de tus palabras revisaré de nuevo las dos referencias. Gracias.
saludos!
ID: 2357433
Bueno quizás venga a bien recordar aquel principio del otro, porque tu encuentro con la versión en ingles y la ausencia del Español, sumado al aniversarios del natalicio y pensando en el encuentro de 2 obras en dos idiomas bajo la digiltalización. 🙂
«El hecho ocurrió el mes de febrero de 1969, al norte de Boston, en Cambridge. No lo escribí inmediatamente porque mi primer propósito fue olvidarlo, para no perder la razón. Ahora, en 1972, pienso que si lo escribo, los otros lo leerán como un cuento y, con los años, lo será tal vez para mí. Sé que fue casi atroz mientras duró y más aún durante las desveladas noches que lo siguieron. Ello no significa que su relato pueda conmover a un tercero.
Serían las diez de la mañana. Yo estaba recostado en un banco, frente al río Charles. A unos quinientos metros a mi derecha había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca. El agua gris acarreaba largos trozos de hielo. Inevitablemente, el río hizo que yo pensara en el tiempo. La milenaria imagen de Heráclito. Yo había dormido bien, mi clase de la tarde anterior había logrado, creo, interesar a los alumnos. No había un alma a la vista. ..»