A ver cómo explico esto.
Desde que decidí mudar Ciberescrituras a WordPress en Octubre del año pasado se me presentó el dilema de cerrar totalmente en La Coctelera o dejar el histórico allá y seguir acá con la idea de que los lectores fueran paulatinamente mudándose a la nueva url. Luego de conversarlo con los cocktail guys me propuse mantenerlas alli como un espejo lo cual no resultó del todo, básicamente por razones de tiempo. Sin embargo, ha sido interesante observar que haga lo que haga (lo abandone y no escriba, escriba una vez o dos al mes) Ciberescrituras tiene en la Coctelera una vida propia. Es así que he decidido darle una pequeñísima vuelta de tuerca y dedicar ese espacio a esas lecturas de aquí y allá que no terminan de convertirse en post pero que no quiero dejar de compartir. Lo rebauticé Micro-Ciberescrituras y allí pueden encontrarse con algunos bocados interesantes que quizás tengan continuidad por acá:
Callejón de Hamel: mural de la cultura Afro Cubana
Google, ¿El Darth Vader de la Web?
Cuando la literatura hace justicia