De los libros y su impacto ambiental

El tema de la conservación del ambiente es uno de los más delicados y contundentes a la hora de hablar de los libros en papel ya que es obvio que estos, al alimentarse de árboles, deterioran los bosques. Pero hoy me encuentro con unas cifras de esas que erizan la piel y que hacen que no nos podamos quedar inmunes ante la problemática.

Leo en Teleread el siguiente comentario:

Cada año se usan aproximadamente 30 millones de árboles para producir los ibros que se venderán en los Estados Unidos, 1.153 veces todos los árboles del Parque Central de Nueva York. la mayoría de ellos proviene de selvas en peligro, con impactantes consecuencias sobre la población humana y animal que vive en ellas y sus alrededores.

Leo ese párrafo y enseguida me viene la imagen de nuestro maravilloso Amazonas que es seguramente una de las fuentes fundamentales de este ecocidio. También pienso, por supuesto, en el conflicto de las papeleras en la frontera Uruguay-Argentina, porque no hay que ovidar tampoco que no es solamente la tala la que afecta a la naturaleza sino también todo el proceso de elaboración del papel mismo.

Me prometo a mi misma investigar más sobre el asunto ya que si bien puedo estar de acuerdo con Francisco Tosete cuando dice que basta con irse a un pueblo de la sierra con un buen libro para darse cuenta de que hay libros del papel para rato, ante las cifras anteriores mi pregunta sería cuanta vida le vamos a dejar a los pueblos de la Sierra si seguimos con la tala indiscriminada. No es un mero argumento para defender a ultraza a los libros digitales (que también tendrán su impacto medioambiental, aunque notablemente menor) sino más bien un argumento a favor del equilibro y la recuperación del entorno. Pero parece que eso a pocos le interesa, una vez que tienen el árbol en el piso o la pulpa de papel poco les importa los contaminantes que han quedado en las aguas o la recuperación de los bosques, de los suelos, de las aves y demás animales que han quedado sin hogar.

Y mejor no sigo, que me deprimo.

Acerca de Juliana Boersner

Psicóloga Social, Máster en Estudios Literarios y en Bibliotecología y Ciencias de la Información. Docente universitaria, editora, librera. Fanática de las tecnologías de información y su impacto sobre los seres humanos, sus relaciones, su identidad. Humanista digital y analista del tema editorial con especial foco en futuro del libro y la edición.
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