No hay manera. Tom Waits ha estado sonando por alli. Ha vuelto a los escenarios y se muestra con cara de angel en las promociones comerciales de sus temas pero no hay manera de esconder que es un demonio con cara de angel. Un maldito de la misma calidad de Miller, Bukowski o Cocker.
Tom Waits ha estado en Madrid, ha estado en Barcelona y no deja a nadie incólume y yo no puedo dejar de escucharlo conmovida y erizada como no puedo dejar de compartir dos versiones de un mismo tema: Innocent when you dream, su himno. Primero en una versión de estudio, sobrio, afeitado, «modosito», pues y luego una versión de 1999 en concierto en todo su apogeo.