«Sin internet no se pueden hacer las tareas!»
Este post surge a partir de los problemas que hemos enfrentado en casa en los últimos días por la errática conexión que hemos tenido a Internet y que se repite como queja entre varias personas de la capital sin mucha esperanza, además, de encontrar un proveedor confiable, porque, hasta los que se presentan como los más avanzados, tienen también interrupción en el servicio. Pero no se trata acá de volverme quejica en torno a los problemas de conexion, sino de compartir con ustedes algunas de las cosas que he experimentado directamente y que reflejan la importancia que ha tomado la conectividad e Internet en nuestras vidas cotidianas. Cuando sé que no hay internet en casa me pongo de mal humor, es el primer síntoma y en el que me acompañan mis hijos también, al unísono. Al menos eso fue lo que pasó hace un par de días cuando llegué a casa y más que adolescente y preadolescente parecían dos cachorros de león entre rejas.
«Mamá, es que tengo que hacer la tarea», me decia el más pequeño. «Mamá, es que tengo que consultar algo por el messenger», agregaba el mayor. Mis respuestas, previsibles: recordatorio de las múltiples enciclopedias que tenemos en casa: más o menos especializadas, podían, sin lugar a dudas, responder a las necesidades de las labores escolares de ambos y en el caso de la necesidad de consulta, existía el celular, o el propio messenger que podía usar desde mi Blackberry, por ejemplo. No parecía haber manera de convencerlos de hacer las tareas «a la antigua», como siempre lo hice yo a la edad de ellos y esto lo quiero unir con algunos detalles sobre los cuales he estado pensando luego de una reunión de padres y docentes que tuvimos la semana pasada, donde se presentó claramente la discusión acerca del uso de Internet como herramienta formativa (además de comunicativa).
Tres profesores, tres anécdotas, tres posturas, tres retos:
1) Profesor de una de las «tres marías», uno de los profesores emblema del colegio, a punto de jubilarse. Al sugerirle que enviara las asignaciones el documentos «atachados» se mostró un poco dudoso, a la vez que confesó que no le gustaba compartir su dirección de email («Ustedes saben, por razones de seguridad»).
2) Profesora de educación artística: al momento de hablar de la necesidad de incentivar la lectura y de que los chicos aprendan a consultar los libros estuvo totalmente de acuerdo, pero días antes le habia dicho a los estudiantes que bajaran una información de Internet, la imprimieran y la pegaran en sus cuadernos. probablemente esta es la postura integradora en tanto puede ser integrador motivar a los estudiantes a una reflexión propia valiéndose de herramientas que ellos manejan a la perfección.
3) Profesor de computación: habló de la computación como una herramieta que va más allá de la comunicación y que debe ser ganada para el estudio y habló del cut and paste como de la herramienta base de la edición digital de contenidos. Quizás no le falte razón en lo instrumental pero en términos de formación integral quizás haya que dar un paso adicional.
Algo cambió, ¿pero qué?
Luego de conversar con algunas personas el tema de la relación de internet, la computadora, la lectura y el aprendizaje he podido, luego de vivir en carne propia y de una manera tan clara la importancia que ha cobrado internet en nuestra cotidianidad, me atrevo a lanzar algunos apuntes sobre dos o tres esferas que se han visto especialmente afectadas.
1) Internet, las conversaciones con los pares y la generación de trabajo colaborativo. Los chicos se reunen virtualmente a realizar investigaciones, deberes diarios, organizar actividades a la vez que pueden estar bajando música, chateando con cualquier otra persona que no es de la escuela, mientras tienen, en otra ventana, algún video o un capítulo de una serie y, al mismo tiempo, bajan «full música» a través de limeware o cualquier otro programa de p2p. No es nada nuevo lo que digo, pero quizás es la intensidad de los registros en los cuales se mueven lo que me asombra. La velocidad, la capacidad de atender sin ningún tipo de disonancia cognoscitiva actividades que podrían parecer contradictorias incluso.
2) Nuevas formas de leer, nuevas formas de aprender: el tema de la lectura es especialmente importante por varias razones: por un lado, tiendo a pensar de que hablamos, desde el punto formal, de actividades ligeramente distintas, de maneras diferentes de aproximarse a lo textual y lo que lo diferencia es el contexto de contenidos que acompaña a lo textual que pasa a ser más polifónico, multimedia y, sobre todo, tridimensional. Un paso de lo plano a lo multifocal.
3) No todo es color de rosa: ¿estamos olvidando como estar en silencio y soledad? de pequeña me enseñaron que la lectura y el aprendizaje eran actividades que habia que ejercer en silencio y soledad. El diálogo y el compartir vendrían después, pero solo cuando ya supiera aquello que habia estudiado y me habia «apropiado» del conocimiento. Eso, evidentemente está cambiando. Si es bueno o malo, no lo sé a ciencia cierta, pero siento que hay un tema con la angustia de la separación que aparece cuando no tenemos internet sobre el cual deberíamos reflexionar.
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